Articoli Matteo Dean per il quotidiano messicano La Jornada

Justicia y dignidad para los migrantes

28 maggio 20113 commenti

El presente artículo fue publicado en el periodico mexicano La Jornada el día 28 de mayo de 2011.
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Las recientes movilizaciones por una paz con justicia y dignidad abarcaron un abanico realmente vasto de la sociedad civil mexicana e internacional. No es tan sencillo, en efecto, tanto en México como en el resto del mundo, ver una diversidad y una pluralidad tan extendida y tan comprometida con una iniciativa social como la realizada el 8 de mayo pasado en la ciudad de México y en muchas otras urbes del país y el extranjero. Entre los cientos de miles que se movilizaron cabe destacar y prestar particular atención al “componente migrante” de la marcha que concluyó ese domingo. Un contingente aguerrido, numeroso y digno. Su presencia, sin embargo, no fue casual ni descontada. Fueron las organizaciones de la sociedad civil mexicana –en particular los integrantes del Movimiento Migrante Mesoamericano– quienes, sumándose a la consigna “estamos hasta la madre” lanzada desde las “víctimas colaterales” de la violencia persistente en el país, convocaron a una caravana paralela, mas no alternativa, a la procedente de Cuernavaca: la de los migrantes indocumentados que cruzan al país en los trenes cargueros.
Bajo el lema “los migrantes también estamos hasta la madre”, los organizadores de la peculiar caravana salieron de Ciudad Ixtepec, Oaxaca, cruzaron por Tierra Blanca y Orizaba en Veracruz, llegaron hasta Puebla y luego se sumaron a la caravana que participó el 8 de mayo en la movilización de la ciudad de México. Fueron decenas los migrantes, sin papeles, que salieron junto a otras decenas de activistas y periodistas rumbo a la capital del país.
Los organizadores de la caravana, quienes ya tuvieron experiencias similares en Chiapas y Oaxaca, no sólo proclaman el hartazgo que sienten acerca de los múltiples abusos de que son objeto los migrantes en México; no sólo declaran estar “hasta la madre de los secuestros, las extorsiones, las violaciones, la trata de personas, la complicidad, las excusas y la simulación oficial, de los cientos de cadáveres encontrados en el cementerio mexicano”, sino que también reivindican el papel que asumieron: una especie de “escudos humanos” para los migrantes al momento de cruzar las zonas más “sensibles” del país, los otrora llamados “focos rojos”, como los señaló la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Más allá de análisis y denuncias, los migrantes junto a los activistas que los acompañaron tomaron en sus manos su propio destino. Partieron en decena, llegaron en 65 a la ciudad de México. No contentos con haber “librado” una de las zonas más riesgosas del país para los migrantes en tránsito, se sumaron a la marcha del 8 de mayo. Todo lo anterior nos habla claramente de tres aspectos que vale la pena tomar en cuenta de aquí en adelante.
El primer aspecto es justamente el digno protagonismo de los migrantes. En este espacio hemos tratado de señalar los casos en los que ellos toman las riendas de su destino y siempre (o casi) nos hemos referido a Estados Unidos y Unión Europea. Es confortante observar que también en México los migrantes tomen la decisión de no aceptar la invisibilidad y la precariedad a la cual parecerían estar condenados los que no tienen papeles. Salir de la fosa común del olvido y la indiferencia para no tener que acabar en las fosas comunes de la delincuencia organizada. El muro del miedo parece haberse derrumbado o, cuanto menos, los migrantes que llegaron con la caravana abrieron en él una grieta importante.
Un segundo aspecto tiene que ver con la muestra de solidaridad activa que los migrantes han mostrado. No se trató sólo de sumarse a una caravana que los llevó hasta la ciudad de México y les permitió sortear los riesgos del trayecto recorrido; se trató también de declararse hartos y demostrarlo con la participación activa en la marcha del domingo 8 de mayo y de tal manera gritar “no están solos” a los miles de migrantes que vienen tras ellos. Lo anterior no es poca cosa y contribuye de manera importante en la reconstrucción del tejido social –invocada por la Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad– también en las fragmentadas corrientes migratorias que cruzan nuestro país.
Finalmente, un tercer aspecto que es necesario señalar tiene que ver con el papel de la sociedad civil mexicana. Los organizadores de la caravana han comentado acerca de las solidarias recepciones que han tenido en las distintas etapas recorridas (denunciaron también una tentativa de levantón en Orizaba por parte de gente armada no mejor identificada). Sin embargo, fue justamente la acción de “acompañar” a los migrantes en su recorrido (en el tren) lo que significó para decenas de éstos un acto concreto y esperanzador.
¿Ese es el camino a seguir? No lo sabemos. Habrá que sumar esfuerzos y mejorar la ya aprobada ley de migración recientemente expedida por el Poder Legislativo mexicano. Habrá que insistir en varios puntos –no últimos, la “visa de tránsito” y los operativos de las fuerzas del orden– para que ésta mejore. Habrá también que insistir para que se produzca un viraje radical e integral en la política pública respecto del tema migratorio en México. Por lo pronto, y mientras se ejercen las legítimas y democráticas presiones sobre quien está encargado de legislar y de garantizar la seguridad de las y los migrantes en México, la solidaridad activa luce por su justa y digna búsqueda de paz.

Migrantes en Wikileaks

30 aprile 2011Lascia un commento

El presente artículo fue publicado en el periodico mexicano La Jornada el día 30 de abril de 2011.
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Lo dijimos en múltiples ocasiones: los rechazos en altamar, que el gobierno italiano realiza a costa de cientos de personas migrantes que cruzan en precarias embarcaciones el Mediterráneo con la esperanza –muchas veces frustrada– de alcanzar una vida más digna en Europa, son ilegales. Lo anterior es notorio para cualquier abogado del sector, pues se violan numerosas normativas internacionales, tanto en el ámbito marítimo como en el ámbito del derecho al asilo y al refugio. Sin embargo, el gobierno italiano sigue realizando estas acciones, gracias sobre todo a los acuerdos alcanzados con el régimen de Libia guiado por el coronel Kadafi.

De una u otra manera, el conservador y racista gobierno italiano –con el aval silencioso de sus socios europeos– ha siempre hecho caso omiso a las múltiples recomendaciones u observaciones procedentes de los órganos internacionales de los derechos humanos. Los casos italianos están siendo juzgados actualmente por la Corte Europea de los Derechos Humanos, tras la demanda que 24 ciudadanos de Eritrea y de Somalia presentaron en contra del gobierno de Italia, cuando éste los deportó a Libia en mayo de 2009.
La causa, cuyas sentencia final se espera para diciembre de este año, fue recientemente transferida a la llamada Gran Cámara de la Corte, un órgano compuesto por 17 jueces –en lugar de los siete del primer nivel–, ya que la Corte misma considera que el caso es muy delicado, pues en entredicho estaría toda la política europea de los rechazos, de la cual el caso italiano sería sólo una vertiente. Dicha política, estaría considerando la Corte, contradice frontalmente la Carta Europea de los Derechos de los Hombres, que prohíbe las expulsiones y deportaciones colectivas, reconoce el derecho al asilo y al refugio, y garantiza el derecho de apelación efectiva en caso de violación de garantías.
Desde el 4 de febrero de este año, las partes acusatorias tienen en sus manos un elemento más para justificar su condena a este aspecto de la política migratoria europea e italiana en particular. Este elemento es un cable diplomático revelado por el ya muy conocido sitio web Wikileaks. El cable, fechado el 5 de agosto de 2009 y firmado por el embajador de Estados Unidos en Libia, Gene Cretz, refiere el encuentro entre éste y el alto comisario para los Refugiados en Libia, el iraquí Mohamed Alwash. El representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en el país africano habló con el embajador de un episodio que en su momento levantó muchas protestas en Italia y entre las comunidades migrantes.
Era el primero de julio de 2009 cuando, a unas 120 millas al norte de Libia, en pleno Mediterráneo, la Armada italiana interceptó una embarcación con 89 pasajeros, de los cuales 75 procedían de Eritrea. Cuenta Alwash: Cuando el barco fue interceptado, tres representantes de los migrantes pidieron hablar con el comandante del barco italiano para informarle acerca de su estatus de refugiados, pues muchos tenían la constancia que nosotros les otorgamos en Libia. Pero el comandante fue intransigente, pues afirmó tener la orden estricta del gobierno italiano de regresar a los migrantes a Libia.

El comandante, entonces, ordena a todos los migrantes subir al navío italiano para llevarlos de vuelta. A este punto, cuenta Alwash, los migrantes –sobre todo los eritreos– se rehúsan a acatar la orden y los marinos utilizan la fuerza. Hubo enfrentamiento físicos entre migrantes e italianos que se concluyen con algunos africanos golpeados con palos de plástico y de metal. El saldo, dice el representante de la ONU, es de seis heridos. Algunos pasajeros filmaron con sus celulares lo que estaba sucediendo, por eso la tripulación italiana recogió todos los haberes personales de los migrantes: teléfonos, documentos y otros objetos que aún no fueron regresados, dice el cable.
Calmada la situación, el comandante italiano pide a Libia el envío de un barco para recoger a los migrantes. Las autoridades de Trípoli se niegan y es cuando los marinos italianos deciden dejar a los migrantes a bordo de una plataforma petrolífera italiana (de la empresa paraestatal ENI) posicionada frente a las costas libias. Sólo desde ahí los migrantes pudieron ser devueltos a Libia. Alwash cuenta que dos días después pudo visitar a los migrantes en el campo de Zawiyah y constatar que había una mujer embarazada necesitada de atención urgente. En otro campo, encontró a otros supérstites del episodio, de los cuales seis tenían puntos de sutura en la cabeza.
En otra parte del cable, el embajador refiere que Alwash intentó en más de una ocasión contactar con las autoridades italianas en Roma; sin embargo, éstas nunca le contestaron. El representante de la ONU confía al embajador que cree que el gobierno italiano hace intencionalmente obstruccionismo frente a la ONU. Todo lo anterior lleva a Alwash a pensar que el acuerdo de cooperación entre Italia y Libia para rechazar a los migrantes en el Mediterráneo está violando los derechos humanos de los migrantes y poniendo en peligro a los solicitantes de refugio.
Estas informaciones ya eran conocidas. Lo novedoso de este cable, sin embargo, reside justamente en que será ahora posible llevar como testigo en favor de la demanda que se discute en la Corte europea al propio embajador. Si no él personalmente, al menos sus confidencias al Departamento de Estado de Estados Unidos.

Philip K. Dick, el filósofo escritor

13 marzo 20111 commento

El presente artículo fue publicado en el periodico mexicano La Jornada el día 13 de marzo de 2011.
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La reflexión acerca de la sutil frontera que separa lo humano y lo sobrenatural, entre seres vivientes, de carne y hueso, y las máquinas que actúan como si fueran entidades reales y pensantes, atraviesa la mente de la humanidad desde hace mucho tiempo. Dicha reflexión ha encontrado distintos espacios de desarrollo. Las más populares han sido la literatura y la cinematografía. En este sentido, una referencia ineludible es el escritor estadunidense Philip Kindred Dick, quien murió el 2 de marzo de 1982, en Santa Ana, California, a la joven edad de cincuenta y tres años.
Sin embargo Philip K. Dick (PKD), quien escribió y vivió relativamente desapercibido por la gran crítica literaria (con algunas excepciones), trasciende la esfera literaria. Su obra, muy prolífica y contradictoria a lo largo de casi treinta años de actividad, no sólo renueva el género literario en el que se le ha colocado, la ciencia ficción, sino que propone temas, enfoques, puntos de vista (visiones, diría él), que nada tienen que ver con la ciencia ficción clásica, sino con temas que son tocados por otras disciplinas sociales, como la filosofía, y más en específico la epistemología.
Se dice que Dick escribió ciencia ficción. Sus mundos extraterrestres o sus visiones del futuro lo adscribirían a este género tan variado y tan influyente sobre enteras generaciones de jóvenes estadunidenses del siglo pasado. Pero PKD escribe una ciencia ficción peculiar que rompe, antes que todo, con la llamada “época de oro” del género, cuyo maestro principal fue el culto y reconocido Isaac Asimov. Contrariamente a otros autores, PKD rompe con los clichés del género, ya que no presenta héroes resolutorios de invasiones de extraños seres procedentes de otros mundos. Nunca ofrece visiones de un futuro lejano tecnológicamente avanzado en el que el bienestar generalizado es la norma. Es también por esta razón que muchos identifican en PKD a un precursor del género cyberpunk.
PKD nos ofrece un mundo en el que el futuro no es el mañana. El futuro –o más bien el tiempo– es una variable más en la vida humana y se transforma y muta según quien lo mira y lo vive. Sus personajes son personas “comunes”, humildes, dotadas en algunos casos de facultades peculiares, pero que no los hacen mejores que otros, sino simplemente personajes más complejos. La psicología de los personajes se enriquece con la visión psiquiátrica del autor y las contradicciones de los personajes –y sus vivencias– son tales que difícilmente el lector termina en paz con ellos o con los sucesos descritos. PKD es otra ciencia ficción. Es la ciencia ficción del presente sin sentido. Del presente que no espera, sino que tiene frente a sí una utopía pesimista.
La obra
PKD escribió treinta y seis novelas en treinta años y al menos 121 cuentos cortos. A pesar de haber ganado el Premio Victor Hugo en 1963 por la novela El hombre en el castillo, Dick fue por mucho tiempo –hasta después de su muerte– descuidado por la crítica literaria “oficial”. Fue justamente en 1982, pocos meses antes de ese 2 de marzo, cuando un colapso cardíaco truncó su vida, que PKD surgió a la fama internacional gracias a la película Blade Runner, del director estadunidense Ridley Scott. La película, protagonizada por Harrison Ford y piedra miliar del cine de ciencia ficción, toma como inspiración la novela dickiana de 1968 ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Aun desvirtuando el contenido real de la novela, la película logra meter en la pantalla grande parte de la obsesión de PKD: la ruptura de la frontera entre ser humano y ser artificial, la sutil línea que debería separar la naturaleza humana de la naturaleza artificial (oxímoron típico de la literatura de Dick), que lleva a mezclar las dos partes confundiendo el sentido último del ser vivo.
El hombre en el castillo (1963) es quizás una de las obras más emblemáticas del autor estadunidense. Típico ejemplo de ucronía, en ella PKD imagina un mundo en el que los alemanes y los japoneses han ganado la segunda guerra mundial y dominan al mundo. Los personajes viven en un Estados Unidos dividido entre las dos potencias ganadoras, atreviendo un paralelo entre la dictadura nazis –similar al imperio soviético– y la dictadura japonesa –más sueva, pero también más sutil y entonces parecida, según el autor, al imperio estadunidense. En este mundo al revés, además, existiría un libro “prohibido” en el que se cuenta la historia de un mundo en el que los aliados han ganado la guerra. El carácter emblemático es enriquecido por el vasto uso por parte de los personajes del antiguo texto chino de las previsiones I Ching.
PKD, con sus obras ha anticipado –como los hacen sus celebérrimos personajes pre-cog – ciertos temas que hoy atraviesan nuestras sociedades. Ejemplo de ello es la novela Fluyan mis lágrimas, dijo el policía (1974) que trata el tema de la importancia central de los medios de comunicación en la sociedad. O, por otro lado, Dick tiene el privilegio de haber descrito con mucha anticipación una sociedad –la nuestra– en la que la tecnología nos invade no siempre con sentido positivo. De esta manera, se podría decir que si Julio Verne predijo la invención de muchos objetos y tecnologías, PKD predijo sociedades enteras. No sólo anticipó la creación de robots o de pastillas “de la felicidad” –el Prozac, por ejemplo– sino imaginó a lo largo de sus obras el futuro alienado y enajenado en el que parecemos condenados a vivir.
La cinematografía contemporánea nunca se atrevió a retomar las grandes obras de PKDUbik –enredada historia de espionaje y contraespionaje industrial suspendida entre vida y semi vida en la que aparecen personajes con poderes “especiales”– o Los tres estigmas de Palmer Eldritch –historia de la guerra comercial entre dos empresarios dedicados a la creación de mundos ficticios a través de sustancias psicotrópicas– o, inclusive, Lotería solar –su primera, alucinada, novela. Al contrario, el gran cine se ha dedicado a rescatar los cuentos de Dick, poniendo en la pantalla grande historias como Total Recall (Vengador del futuro, 1990), filmada parcialmente en Ciudad de México; Infiltrado (2002); Minority Report (2002); A Scanner Darkly (2006), entre otras. como fueron
Un escritor complejo, difícil de interpretar, contradictorio y con un mensaje tan claramente pesimista e introvertido como real e imaginario al mismo tiempo. Un autor que, según las palabras del autor del celebérrimo cómic Maus, relato de un superviviente (1980-1991) Art Spiegelman, fue fundamental en el siglo pasado. Spiegelman decía: “Lo que Franz Kafka fue la primera mitad del siglo XX, Philp K. Dick lo fue la segunda mitad.”
pkd, el filósofo
Philip K. Dick no estudió filosofía en la universidad. Tampoco escribió ensayos y libros de corte filosófico. Sus únicos ensayos los escribió en ocasión de algún fortuito encuentro de escritores de ciencia ficción, o para alguna revista especializada. PKD escribió treinta y seis novelas y al menos 121 cuentos cortos. De su obra, sin embargo, no es difícil extrapolar una idea compleja de la realidad que hace del autor estadunidense un pensador moderno que es posible adscribir al vasto abanico de autores –no sólo literarios– que en el siglo pasado se han interrogado acerca de la realidad, la naturaleza del ser humano y las razones de la presencia del mismo en este universo.
Sus ensayos no contienen tesis que demostrar. Son más bien una colección de ideas muy diversas y desordenadas de un hombre culto que se dedicó a lecturas igualmente desordenadas, condimentándolas con una gran imaginación, sin duda alimentada por su peculiar vivencia –problemas psicológicos constantes, dificultad en las relaciones sociales, abuso de sustancias psicotrópicas, etcétera. Su búsqueda no fue la de examinar conceptos abstractos, de revelar contradicciones, de justificar y defender sus conclusiones críticas. Parece más bien que la única preocupación de PKD fue la de dar forma a su propia “visión” del mundo.
PKD lo dijo tal cual: “Las dos cuestiones que me interesan son: ¿qué es la realidad? y ¿qué caracteriza al auténtico ser humano?” Y, en su diario personal, añadía: “Son ya veintisiete años que publico novelas y cuentos y nunca dejé de investigar estas cuestiones íntimamente ligadas entre sí. Las considero extremadamente importantes.” Hace dos siglo, Immanuel Kant decía, acerca de la filosofía, algo parecido, ya que la definía como “la ciencia de los fines últimos de la razón”. El filósofo alemán preguntaba: “¿Qué puedo conocer, qué tengo que hacer, qué se me permite esperar, qué es el hombre?”
Así las cosas, se podría decir que PKD cumple con los preceptos de esa filosofía occidental ratificada por el filósofo alemán un siglo antes. Sin embargo, el autor estadunidense es un servidor indisciplinado de esa tarea. Sus armas preferidas no fueron la demostración lógica, la especulación erudita y sutil, sino la anécdota obscura y fulminante, la visión que rompe con la imagen más acostumbrada del mundo. De sí mismo PKD decía: “Soy un filósofo-escritor, no un novelista: utilizo mi habilidad de escritor de novelas y cuentos como un medio para formular mi sentir.” Y añadía: “En el centro de mis escritos no hay arte, sino verdad.”
Lo anterior PKD se lo reconoce en general al género literario de la ciencia ficción, cuando éste va más allá de la mera evasión de la realidad. En este aspecto reside quizás la mayor aportación del autor al género literario. La ciencia ficción requiere de “la creación de un universo ficticio, de una sociedad que no existe realmente, un mundo transformado en algo que no es, o aún no es.” Una “transposición fundamentada de la realidad” que es una representación de una realidad posible. PKD insistía en decir que la ciencia ficción debe constituir un estimulo al despertar, en la mente del lector, de pensamientos e hipótesis que hasta ese momento –el momento de leer– no había tomado en cuenta.
Sólo de esta manera la actividad literaria alcanza el fin deseado por PKD, es decir, dar forma a su propio sentir a través de la narración de historias, personajes y situaciones que, aún no perteneciendo a la que con tanta obstinada certeza es llamada “realidad”, pueden tarde o temprano empatar con la verdad. Sin duda una visión peculiar que permite a Lawrence Sutin, profesor y autor estadunidense de una amplia biografía de PKD, comparar al autor de ciencia ficción con los filósofos presocráticos, mismos que exponían sus doctrinas en amplios poemas con ricas metáforas y elementos mitológicos. Con el uso del mito (mythos = “narración”), la búsqueda filosófica se volcaba a la percepción de un origen.
Verdad y locura
Philip K. Dick es reconocido como un autor muy prolífico. No sólo por la importante producción literaria, sino por la que muchos definen como su “funambulesca imaginación”. En sus obras el lector es llamado a vivir las historias –y aventuras también– de los protagonistas “normales”, en ocasiones similares a antihéroes inmersos en universos alternativos, con personajes suspendidos en estado de “semi vida”, rodeados –en ocasiones sin saberlo, siendo ellos mismos– por androides (simulacros, como los define el mismo PKD) con “rostro humano” y por hombres crueles aunque paradójicamente justos.
Al tomar en las manos una novela de PKD, el lector es literalmente “tragado” por las invenciones fruto de una imaginación compleja, siempre lista para ofrecer sorpresa, desencanto y “golpe escénico”. Las historias que PKD cuenta conservan siempre una duda de fondo, una contradicción aparente que confunde en un primer momento, pero que, terminando la lectura, obliga a la reflexión frente una ineludible verdad dickiana: verdad y locura se mezclan siempre. En cierto sentido, se podría afirmar que la obra de PKD ofrece los estímulos hoy en día –en 2011– absolutamente a la altura de esa “crisis de sentido” típica de nuestra época. Las historias de PKD son como caminos trazados en la oscuridad, caminos aún por explorar. Quizás no lleven a ningún lado. Quizás, siendo caminos, llevan en sí la idea de que la verdad es ella misma camino, búsqueda, extravío y estupor sin fin.

Crisis norafricana y migración

6 marzo 2011Lascia un commento

El presente artículo fue publicado en el periodico mexicano La Jornada el día 6 de marzo de 2011.
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Centros de detención para migrantes en LIbia

En la crisis que están atravesando los países norafricanos, un enfoque convocado por los países de la Unión Europea (UE) es el tema migratorio. Los silencios y la inacción europea en estas semanas de rebelión africana no sorprenden y, una vez más, atestiguan el fracaso de un experimento unitario que hasta la fecha no se pudo cumplir. Sin embargo, es justamente la más reciente rebelión la que está hoy poniendo en entredicho la estrategia de la UE. La protesta en Libia –más que otras– está hoy cuestionando de raíz tanto la política migratoria europea como la imagen que se ha construido del fenómeno mismo a lo largo de las dos décadas pasadas.

Mientras en Libia el coronel Kadafi reprime a la población haciendo uso indiscriminado de todas las armas a su disposición –inclusive de batallones de mercenarios extranjeros a los que paga, según testigos directos, cerca de 2 mil dólares al día para matar libios–, la UE tiembla en sus cimientos. No es sólo el temor muy justificado de que las protestas del año pasado –en Irlanda, Grecia, Francia, España e Italia– puedan renovarse esta primavera y cuestionar de manera aún más radical la salida a la crisis propuesta en las cumbres internacionales y luego declinadas con las llamadas medidas de austeridad; es también, y sobre todo, la crisis de la llamada Fortaleza Europa.
Si durante años, los racistas que gobiernan a muchos países europeos han denunciado la excesiva tolerancia hacia la migración indocumentada, hoy lo que sale a flote es la excesiva tolerancia que estos gobiernos y la UE en su totalidad han aplicado a los regímenes norafricanos. Durante al menos dos décadas, la UE ha hecho caso omiso a las violaciones a los derechos humanos, a la falta de todo rastro democrático en los países de la costa africana del mar Mediterráneo. La razón es sencilla y excedió la real politik como hoy se demuestra: Marruecos, Argelia, Túnez, Libia y Egipto eran muy buenos socios en las políticas de control migratorio.
Con el derrocamiento de los regímenes norafricanos entra en crisis la pretendida externalización de las fronteras europeas. Por años los gobiernos europeos se han dedicado a tomar acuerdos para que estos países frenaran a las corrientes migratorias que desde el sur del continente se dirigen a Europa. Dichos acuerdos prevén los patrullajes conjuntos en territorio africano; el suministro de armas e instrumentos de vigilancia; concesión de cuotas de ingreso (de migrantes) a los países cooperantes; concesión de inversiones económicas a cambio de la represión del fenómeno migratorio.
El caso del acuerdo Italia-Libia firmado en 2008 es emblemático en este sentido. El gobierno italiano invirtió miles de millones de euros en Libia a fin de proveer armas e instrumentos de control en la frontera sur de Libia; construyó al menos tres centros de detención para migrantes en suelo africano; pagó vuelos de repatriación de migrantes detenidos en Libia (inclusive hacia países en guerra); tomó acuerdos para la recepción de migrantes levantados (ilegalmente) en las aguas internacionales del mar Mediterráneo; favoreció la deportación de miles de potenciales refugiados que en Libia (país que nunca firmó las convenciones internacionales sobre el tema) fueron detenidos; calló y encubrió el homicidio de cientos de migrantes, abandonados en la frontera sur de Libia, en pleno desierto del Sahara.
Hoy el gobierno italiano levanta el espantajo de una invasión migratoria debida a la crisis en los países norafricanos. Afirman que podrían llegar a las costas europeas entre 300 mil y medio millón de refugiados. Sostienen que la crisis podría causar un verdadero éxodo bíblico hacia el viejo continente. Por lo anterior, el gobierno italiano pide el apoyo de la Unión Europea. Italia, que hizo siempre caso omiso a las condenas de la UE de los mencionados acuerdos con Libia, hoy exige su apoyo. La UE aún no responde.
Sólo la agencia Frontex, meramente militar y encargada de defender las fronteras europeas, hizo eco de las alarmantes declaraciones italianas: podrían llegar hasta millón y medio de personas.
Hasta ahora el temido éxodo no se ha visto. Lo que en cambio se ve es que los tunecinos, los argelinos, los marroquíes, los egipcios, los libios parecen estar ejerciendo el derecho a quedarse y a no migrar forzadamente. Un derecho antiguo siempre violado en la perspectiva de una mejor vida en el El Dorado europeo.
Hoy que la crisis global transforma paulatinamente también a la UE en tierra de sacrificios y precariedad difusa, los ciudadanos norafricanos parecen ejercer plenamente el derecho a decidir dónde estar y a dónde ir. Si durante el apogeo de la globalización hablábamos de libre circulación y de libertad de movimiento, hoy, en la crisis sin perspectivas que vivimos, quizás podemos comenzar a hablar de derecho de elección.
No es el fin de la movilidad humana lo que aquí se describe. Es simplemente su autodeterminación. Las corrientes migratorias hacia Europa no se pararán. Pero la situación actual bien puede permitirnos afirmar que junto a las solicitación de asilo, en los barcos que surcarán el Mediterráneo en los próximos meses se verán reflejadas la rabia y la esperanza de miles de jóvenes ya no dispuestos a la fuga como perspectiva futura y, en cambio, aptos para tomar el futuro en sus manos y ejercer el derecho a elegir.

Ley migratoria en México

29 gennaio 2011Lascia un commento

El presente artículo fue publicado en el periodico mexicano La Jornada el día 29 de enero de 2011.
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El 9 de diciembre de 2010, los seis legisladores (dos del PAN, dos del PRI y dos del PRD) que integran la llamada Mesa de Trabajo en Materia Migratoria del Senado de la República, conformada en octubre pasado y en la cual participa también la Secretaría de Gobernación por conducto del Instituto Nacional de Migración (INM), presentaron una propuesta de ley que abre la puerta no sólo a unas reformas y derogaciones de distintas leyes nacionales que tocan el tema migratorio, sino que plantea la formulación ex novo de una norma en la materia en México.
La cuestión no es poca cosa. Hasta la fecha, el tema migratorio es tocado de manera transversal en distintas normas nacionales mexicanas; sin embargo, falta un texto único en la materia. Desde este punto de vista es sumamente apreciable que de manera unitaria, los tres mayores partidos políticos mexicanos se pongan de acuerdo y soliciten a los poderes legislativos la aprobación de un marco legal ad hoc.
Por otro lado es preciso señalar que era ya imposible para los legisladores postergar una reglamentación a un fenómeno que hasta hace pocos meses sólo se miraba desde el enfoque de la migración de salida. La tragedia (los 72 indocumentados ejecutados en agosto pasado y las cifras horripilantes acerca del secuestro de migrantes, presentadas por organizaciones sociales) orilló a los legisladores a reflexionar sobre las medidas necesarias para atender también otro aspectos del fenómeno: el tránsito, el destino y el retorno.
Ya revisando la propuesta mencionada –compuesta por 164 artículos– es urgente abrir un debate serio, amplio y responsable entre las partes involucradas. Tenemos aquí una primera seria falla, pues la llamada Mesa de Trabajo Migratoria excluyó desde un principio a la sociedad civil mexicana más atenta al tema. Es urgente, por el contrario, incluir a quienes hoy trabajan el tema no desde la posición legislativa ni regulatorio/represiva, sino desde la posición de la comprensión y análisis del fenómeno y, sobre todo, desde el punto de vista de la solidaridad. Si la nueva ley pretende frenar, acotar e impedir los abusos de todo tipo que desde el crimen organizado y hasta las autoridades se pueden cometer en contra de los migrantes, es indispensable recurrir a la acumulación de experiencias y saberes de la sociedad civil organizada.
En este sentido, queremos aquí recoger algunas inquietudes de orden general –el espacio no da mucho más– que comienzan a expresarse en el mundo de la sociedad civil. Antes que todo, la sensación general es que si bien en la exposición de principios y los primeros cinco títulos de la propuesta de ley, todo parece dirigirse hacia un modelo garantista –aun con sus excepciones– de los derechos humanos (por cierto, una terminología que casi nunca se utiliza en el proyecto de ley), el resto de la propuesta no sólo contradice cuanto dice anteriormente, sino parece ratificar las prácticas más comunes y abusivas ejercidas en México.
En general, la propuesta de ley asienta algunos principios muy válidos que reconocen los derechos –también llamados garantías– de los ciudadanos migrantes en México. Aunque se cometan errores garrafales y peligrosos, como es, por ejemplo, no distinguir entre trata, tráfico y secuestro de migrantes, o en otro casos, no hacer suficiente énfasis en que los solicitantes de asilo y refugio son definitivamente una categoría que requiere especial protección, en general los primeros títulos de la propuesta son extremadamente garantistas y parecerían, de por sí, abrir las puertas a un respeto integral a los derechos humanos de los migrantes.
No obstante, la propuesta también pretende introducir algunos de los mecanismos más nefastos de las legislaciones que se tomaron de referencia (sobre todo la europea y la estadunidense). Por ejemplo: la visión principalmente económica del fenómeno; la introducción del sistema de cuotas de entrada, en el que el gobierno fija topes al número de posibles ingresos legales al país tras consulta con las autoridades laborales; la introducción del sistema de puntos para la adquisición de la naturalización antes de los tiempos naturales establecidos (cuatro años); la introducción de medidas que tienden hacia la externalización del control migratorio (controles impuestos a las empresas de transporte); la posibilidad de expulsión para los migrantes sujetos a proceso penal, y en general la delegación que se le otorga al INM con respecto a una amplia serie de decisiones acerca de la suerte de la persona migrante, excluyendo la posibilidad de un control judicial sobre el proceso de deportación, expulsión, detención (aseguramiento, le dicen), verificación y control migratorio, etcétera.
Si bien los señalados sólo son algunos puntos críticos de la propuesta de ley, creemos indispensable que la aprobación de esta novedosa normativa deba de ser objeto de un debate amplio e informado en el que participen necesariamente las organizaciones de la sociedad involucradas en el tema migratorio. No es posible avanzar en la materia sin los aportes de quienes, todos los días, se vuelcan en la defensa y el reconocimiento de los derechos de quienes –obligados o no– deciden migrar.

Ser migrante secuestrado

8 gennaio 2011Lascia un commento

El presente artículo fue publicado en el periodico mexicano La Jornada el día 8 de enero de 2011.
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“Las redes de tráfico de personas tienen sus abogados. Hay testimonios de migrantes que afirman que hay una vasta red, muy bien organizada, para atender todo tipo de problema y situación. Las redes de tráfico de personas son muy grandes, muy poderosas y lamentablemente la mayoría de los centros de derechos humanos que tocan el tema migratorio no se meten con ellas, no porque no las ven, sino porque las temen, pues puede haber represalias, inclusive muy pesadas. Un abogado mexicano en materia migratoria me dijo lo anterior sólo unas semanas después de que se descubriera la matanza de 72 migrantes en Tamaulipas el pasado 24 de agosto. El abogado, quien pidió mantener el anonimato, insistió mucho en los peligros que conlleva hablar del tema. La trata de personas es el tercer rubro por dividendos económicos del negocio para la delincuencia organizada. Después de la droga y el tráfico de migrantes viene la trata de personas. Añadió que las redes que manejan este negocio vienen de las altas esferas que tienen corrompidas a todas las cadenas del poder público.
Lo mismo en el secuestro. Es casi imposible cruzar México sin encontrarse con alguien procedente de estas redes: desde los asaltos a los trenes hasta el secuestro. No hay migrante que no conozca esta realidad, ya sea por experiencia directa o por haberla escuchado de algún compañero suyo. Muchas veces, las organizaciones infiltran los grupos de migrantes para conocerlos, para hacerse de clientes o para ubicar a posibles secuestrados. Y admitió: “Los migrantes a veces entran en roles de complicidad con su pollero o, inclusive, su secuestrador. En algunos casos para preservar literalmente la vida, en otros casos simplemente para salvaguardar la esperanza de llegar a su destino final. En otros casos, para proteger la vida de las familias de origen que son conocidas por los polleros”.
El abogado tocó algunos aspectos sobre los que conviene profundizar. Antes que todo la diferencia sustancial entre el tráfico de migrantes y la trata de personas. Mientras el primero goza, por así decirlo, del consentimiento del migrante quien busca, negocia y contrata los servicios de los polleros; la segunda, la trata, es una práctica que engaña al migrante y termina explotándolo, ya sea reduciéndolo en un esclavo al servicio de alguna producción lícita o ilícita, ya sea secuestrándolo y convirtiéndolo en ficha de cambio para una buena ganancia.
Los datos recientemente presentados por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) hablan de cerca de 20 mil migrantes secuestrados en 2010. Dichos datos, recopilados sobre todo gracias a la ayuda del trabajo de base realizado por decenas de integrantes de la sociedad civil organizada en favor de los derechos de las y los migrantes en todo el territorio mexicano, hablan de una realidad cruel y que, al parecer, no está teniendo freno alguno. A los números anteriores hay que añadir un aumento neto de 30 por ciento (respecto de 2009) del número de denuncias relativas a violaciones a los derechos de las y los migrantes en el último año. La situación es grave: lo demuestra inclusive la última denuncia en orden de tiempo (16 de diciembre pasado) acerca de los 40 secuestrados en el estado de Oaxaca.
Otro aspecto que el abogado mexicano me reveló es la complicidad que existiría entre secuestradores y autoridades de todos los niveles. La notoria corrupción y complicidad de las autoridades deja de ser un dato folclórico e ineludible del quehacer político y colectivo en nuestro país, y se convierte en una tremenda realidad difícil de enfrentar. Las madres hondureñas de la sexta Caravana de Madres Centroamericanas, organizada por la Red de Comités de Migrantes y Familiares de Honduras (Red Comifa), que visitó México a principios de noviembre, señalaron un problema muy sencillo: No sabemos en quién confiar, pues aunque las autoridades mexicana
s nos han recibido muy bien y nieguen su participación en los secuestros, nuestros hijos, hermanos, padres y amigos que migran y logran llegar o regresar a nuestro país dicen que es imposible saber quién es el secuestrador y quién el policía, pues la mayoría de las veces éstos coinciden.
Por último, el abogado en materia migratoria denunció el grande temor que genera el tema entre los que, a diferente título, se ocupan, desde abajo, de apoyar a los migrantes. Es evidente, pues, que estas redes de trata (y secuestro) de migrantes logran su cometido, gracias no sólo a las complicidades con las que cuentan, sino también gracias al grande miedo que logran infundir en la sociedad civil. A la luz de esto, resulta totalmente inútil hacer rodar cabezas de funcionarios tras el escándalo, así como de poco serviría reformar leyes para ofrecer mayor protección a los luchadores por los derechos humanos.
Lo que sí resulta apremiante es realizar una reflexión estratégica e integral que rompa definitivamente el vínculo migración indocumentada-ilegalidad-explotación. Es evidente, como en el caso de las substancia ilícitas (llamadas drogas), que sólo un camino de paulatina y estudiada legalización (y despenalización) puede substraer materia de trabajo a traficantes de cualquier tamaño, origen o puesto. Abrir caminos de migración segura y legal es la única, radical e integral manera de permitir a los seres humanos gozar de su derecho a desplazarse en plena seguridad y respeto a sus derechos.

Ser migrante climático

5 dicembre 2010Lascia un commento

El presente artículo fue publicado en el periodico mexicano La Jornada el día 5 de diciembre de 2010
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A la fecha no existe una definición de qué significa hoy ser migrante climático. La normativa internacional y las leyes nacionales no contemplan bajo ningún rubro este nueva categoría, cada vez más presente en el panorama migratorio mundial. Los recientes eventos relacionados con el tema –la Conferencia Mundial de los Pueblos en Bolivia, el IV Foro Social Mundial de Migraciones en Ecuador, el Foro Mundial Alternativo de los Pueblos en Movimiento en México– abordaron el tema tratando, justamente, una definición que permita acotar la problemática.

No se trata de separar a los migrantes climáticos del resto de los pueblos en movimiento, sino justamente encontrar una definición coherente y apegada a una realidad en crecimiento que permita, algún día, plasmar en las leyes nacionales e internacionales este tipo de problema. El reciente Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2010 (Organización Mundial de las Migraciones, OIM) aborda el tema justamente partiendo de su falta de definición. Y reconoce, además, la falta absoluta de indicadores útiles y eficaces para describir a este fenómeno en crecimiento.

Al mismo tiempo que el fenómeno no se contempla en la norma, asimismo no hay números capaces de describir cuantitativamente a la migración climática. Fuentes académicas aseguran la existencia de al menos 50 millones de personas en este estado. La misma OIM reconoce la falta de datos al respecto, pero afirma también que es un fenómeno destinado a crecer mucho, en especial modo la migración causada por los cambios graduales del medio ambiente.

Según datos ofrecidos por distintas oficinas gubernamentales en Estados Unidos y en la Unión Europea, los llamados desastres naturales (sequías, terremotos/temblores, inundaciones y tormentas) han tenido un aumento asombroso en la década 2000-2010 en comparación con la década anterior: hubo un aumento de cerca de 50 por ciento en el número bruto de desastres (3 mil 151 contra 2 mil 117). La mayoría de los desastres habrían ocurrido en el continente asiático (China, India, Indonesia, Filipinas y Vietnam) y, además, entre los 10 países más afectados se encuentran siete de esa región a los cuales hay que añadir Irán, Estados Unidos y México. Aunado a esto, Oxfam Internacional denuncia que, por los mismos desastres, habrían muerto sólo en los primeros nueves meses del año al menos 21 mil personas en el planeta.

Se trata en un primer momento de diferenciar a los desastres naturales: una cosa son los desastres naturales súbitos y de grandes proporciones; otra cosa es el cambio paulatino del medio ambiente. Ambos tienen la tendencia a desplazar seres humanos, mas sin embargo es opinión compartida que el primer fenómeno tiene como resultado un tipo de desplazamiento con carácter más temporal, mientras el segundo fomentaría una migración más estructural.

Otros observadores, quizás más atentos, reconocen el fenómeno del migrante climático pero insisten en ubicar las causas de la crisis climática en el modelo de desarrollo capitalista. Megaproyectos nacionales e internacionales, sobrexplotación de recursos naturales, degradación ambiental debida a contaminación industrial y otras aberraciones de este estilo serían las responsables de la crisis ecológica que provoca sequías e inundaciones, tormentas y temblores, escasez de recursos y, por ende, desplazamiento de enteras poblaciones.

Durante la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra (CMPCC), realizada en Cochabamba, Bolivia, se trató de definir al fenómeno. En la resolución final del grupo de trabajo dedicado al tema, los participantes en la CMPCC esbozan una interesante definición. Explican primero el concepto de refugiado climático, categoría que, aunque no exista en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 de Ginebra, es descrita como aquellas personas que se ven obligadas a huir por el cambio climático y que por consiguiente necesitan y tienen derecho a una protección temporal especial para defenderlos de la amenaza representada por el hambre y la hambruna. En las mismas conclusiones se habla también de desplazados climáticos y los define así: aquellas personas que son forzadas a desplazarse por razones del cambio climático, tanto dentro como fuera del país.

Evidentemente las soluciones, así como las causas, son mutidimensionales. En origen es urgente que la comunidad internacional reconozca el fenómeno en sus normativas. Se impone, por ejemplo y por enésima vez, una revisión a fondo de la definición del Estatuto de los Refugiados. Por otro lado, y no sólo en este aspecto, es indispensable respetar el derecho a no ser desplazados y a no migrar, que se puede implementar simplemente dando curso al derecho a la consulta previa y al libre consentimiento de las comunidades afectadas por los proyectos que, como primera consecuencia, pueden tener el desalojo de territorios. Finalmente, es necesaria una revisión a fondo del actual modelo económico vigente, el que está destruyendo al planeta Tierra y la vida en él.

La 16 Conferencia de las Partes (COP) que se está llevando a cabo en Cancún, México, sería el espacio adecuado para este tipo de reflexiones, aunque sabemos que otra es la agenda. Ojalá al menos las organizaciones sociales tomen en cuenta esta problemática tan urgente como es la de salvar al planeta Tierra del capitalismo salvaje

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