El rostro de vos
Hoy me quiero y me enveneno
de vos y nosotros, en el camino.
La vida me miente a diario
la muerte me coquetea con esmero
y en la noche ensayo el sueño mayor.
Pero yo sólo pienso en vos, mayor
y joven, como ahora mismo
que siempre sos un sueño, mejor.
Vendedora de fuego
limpia voz de rostro suave
tempestad antes del silencio
veloz como mi conciencia
erguida sobre mí, pensativa
con pos de cantora fugaz
tu magia se nutre de voz.
Tu rostro es el mapa perfecto
mis yemas tantean en sus vías
se ubican sin prisa, sin ver
entre sonrisas antiguas
y surcos de lágrimas nuevas.
Rozo el tiempo de tus pieles
(historias tímidas pero visibles)
cosquilleo las arrugas de tu alma
sus reflejos en la superficie.
Pupilas rebeldes en voz alta
son aguas dulces y mares de vos.
Entre palabras de labios libres
me siento a lado de tu soledad
sediento del pasado que fluye
(mi voraz fantasía lo trastoca).
La mecha de la memoria
arde en su carrera sin fin.
Salpican sus chispas, el hilo
se hace mitad de mitades,
recuerdo de recuerdos
verdad sin rostro.
La oscuridad deflagra
en mi cara silente
mi luz sin vos es afónica
un enjambre de copos de nieve
un silencio de fuegos fatuos.
[de Fabrizio Lorusso]
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