¿Fue legal el referéndum separatista de Crimea?

Putin Obama

[de: Variopinto – Fabrizio Lorusso] Ucrania dice que no, y el derecho internacional parece suportar su posición. Estados Unidos, Japón y la Unión Europea también dicen que no, pero Rusia y el Parlamento de Crimea dicen que sí, el referéndum en que, el pasado domingo 16 de marzo, el 97% de los votantes de Crimea decidieron ser parte de Rusia y no de Ucrania sería legítimo. La afluencia fue alta, votaron el 82.71% de los ciudadanos empadronados. Ahora, Rusia y Crimea, o bien su Parlamento local, establecerán modos y tiempos de la anexión. El presidente ruso Vladimir Putin se friega las manos, pero el gobierno de Kiev, respaldado por Europa y EEUU, define la consulta como “ilegal” y no reconoce los resultados.

Los argumentos a favor de la ilegalidad de la consulta estriban de la rapidez e inmediatez del proceso, ya que, por contraste, el referéndum sobre la independencia de Escocia del Reino Unido, a realizarse en el próximo mes de septiembre, lleva dos años de debates y organización. Así, la opinión pública ha podido formas sus opiniones cabalmente, no en tan solo dos o tres semanas, con la presencia de tropas extranjeras o paramilitares en las calles y con una crisis política nacional e internacional en curso. Es probable que la mayoría rusa (el 60% de la población de Crimea) en la región votaría para estar con Rusia de todos modos, incluso si el proceso de organización del referéndum tomara unos meses más, por lo tanto, se argumenta, no cabe tanta prisa para esta decisión muy trascendente.

Finalmente, según la constitución ucraniana la escisión de un territorio no puede ser votada únicamente por los habitantes de aquél, sino que hace falta una expresión popular de todo el país. Según Kiev y la UE, esta consulta del 16 de marzo es producto de una ocupación militar, pero, según Rusia, fue el instrumento legítimo con el cual los ciudadanos de Crimea determinaron su destino, siguiendo el derecho internacional como se hizo en Kosovo, por ejemplo. Además, según Putin, el gobierno de Kiev no puede declarar la ilegalidad de ese voto popular porque el mismo ejecutivo sería ilegal, pues no ha sido reconocido por Rusia, que apoya al líder “destituido por las plazas” Viktor Yanukovych come presidente de Ucrania. En cambio, en Escocia el gobierno británico concordó con los escoces los términos de la consulta y respetará el resultado, lo cual, desde un principio, no fue cierto para Crimea. Allí, la única supervisión del voto fue la de las fuerzas militares o para-militares ligadas a Rusia, definidos por los rusos como milicias de autodefensa y considerados por Ucrania como militares rusos, en realidad. No hubo, entonces, observadores internacionales y los de la OCDE no fueron admitidos.

El voto se hizo con urnas transparentes, así que se podía ver para qué opción elegía cada quien, anulando la condición del voto secreto. El referéndum se hizo, además, para confirmar una decisión ya tomada por el Parlamento local, apoyada por el primer ministro Sergei Akysyonov, quien se autodeclaró líder de Crimea a finales de febrero, después de la entrada en escena de las fuerzas armadas pro-rusas. Faltó una campaña electoral adecuada y una cobertura mediática equitativa, pues de hecho muchos medios dejaron de operar. La OCDE y los países del G7 no han reconocido el referéndum, EEUU y la UE han impuesto sanciones contra activos, empresas y políticos de Rusia y Crimea, así que la escalada “estilo Guerra fría” está en curso.

El derecho internacional es algo ambiguo al respecto, ante la posibilidad de adquirir un territorio por parte de un estado extranjero: eso puede pasar si el territorio es nuevo, o sea, recién descubierto o deshabitado; con la firma de un contrato de cesión, como pasó justamente entre Rusia y Ucrania en 1954; o bien, con la ocupación pacífica de una zona por un largo periodo de tiempo. No parece haber cabida, entonces, para la modalidad del referéndum, organizado en un territorio semi-ocupado, sin el consentimiento de su gobierno central.

Queda cierto que el actual gobierno de Kiev se instaló de manera ilegítima, según lo que afirma el Parlamento y los líderes de Crimea, y de hecho su ascenso fue, sin duda, controvertido. Además, en Kosovo en 2008, la comunidad internacional sí reconoció la declaración unilateral de independencia de la Asamblea de esa entidad.

Básicamente, Putin aduce motivos substanciales, en defensa de un resultado que, finalmente, lo favorece, mientras que Obama y sus aliados alegan vicios graves en la forma, los modos y los tiempos en que se realizó la consulta. Existen espacios para la diplomacia aún, pero el camino parece cada vez más “cuesta arriba”.      Twitter @FabrizioLorusso

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