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Género, drogas y prisión. Experiencias de mujeres
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Prisión y perspectiva de género
Fabrizio Lorusso – Jornada Semanal
Según el filósofo francés Michel Foucault, “la prisión es el único lugar en que el poder puede manifestarse de forma desnuda, en sus dimensiones más excesivas, y justificarse como poder moral”. México tiene más de 240 mil personas detenidas, de las cuales más de cuarenta por ciento espera juicio. Noventa y siete por ciento de los delitos no se castiga y la sobrepoblación carcelaria ha alcanzado niveles intolerables.
En este contexto, a los agravios de la reclusión hay que agregar los abusos que padecen las mujeres privadas de su libertad sólo por ser mujeres. Pocos investigadores se han interesado a fondo en el tema carcelario bajo una perspectiva de género, así que este libro de Corina Giacomello trata de llenar el hueco, a través de una obra que la propia autora define como “coral” o “colectiva”.
A Giacomello, investigadora italiana radicada en México, le importa destacar la participación activa de las protagonistas, mujeres en reclusión por delitos contra la salud en el Centro de Readaptación Social de Santa Martha Acatitla. El texto narra sus historias de vida para romper el silencio y los estereotipos sobre las prisiones y sus habitantes.
La investigación no es relevante sólo para el caso mexicano, pues enmarca el problema a nivel internacional: la referencia es América Latina y se plantean políticas públicas para la incorporación de una perspectiva de género integral en diferentes realidades nacionales, con propuestas de revisión del marco normativo y fomento de cambios culturales y de creencias sobre “moralidad”, el consumo de drogas y el rol de la mujer en general.
La exclusión social y la violencia típicas del cautiverio se sobreponen a la violación a los derechos fundamentales de las presas por su condición de mujeres, desde el arresto hasta el encarcelamiento y su vida en prisión.
La falta de educación, trabajo y condiciones familiares dignas, junto a la abdicación del Estado en sus tareas básicas y la recurrente estigmatización de género, son elementos del círculo vicioso del sistema penal y provocan “profunda injusticia, impotencia y rabia”, según la investigadora, quien también hace énfasis en el “uso” del cuerpo de la mujer en su múltiple función de mula, vendedora, cargadora, vehículo de estupefacientes y consumidora, dentro y fuera de la cárcel.
En México, los protocolos internacionales en la materia se aplican sin flexibilidad, menospreciando la perspectiva de género y amplificando las discriminaciones: autoritarismo y excesos burocráticos se suman a las malas infraestructuras penitenciarias, pensadas para los hombres, y a las prácticas demobbing.
Con este texto, Giacomello afianza su trayectoria en la materia, iniciada con los librosLos secretos de Almoloya. El testimonio de una mujer recluida en un penal de máxima seguridad (Debate, México, 2009), y Rompiendo la zona del silencio.Testimonios sobre el penal de máxima seguridad del Altiplano, antes La Palma(Dipon-Gato Azul, Bogotá, 2007).