Reseña de Zetas. La franquicia criminal de Ricardo Ravelo

La organización del crimen

Fabrizio Lorusso – Jornada Semanal 08/06/14


Zetas. La franquicia criminal,
Ricardo Ravelo,
Ediciones B,
México, 2013.


En el sexenio de Felipe Calderón se consolidaron dos organizaciones del narcotráfico en México: el Cártel de Sinaloa y los Zetas, que han propagado geográficamente sus operaciones a más de cincuenta y de treinta naciones, respectivamente.

A esta expansión territorial sin precedentes ha correspondido una gradual diversificación de las actividades delictivas que, en el caso de los Zetas, incluyen ya unas veinticuatro tipologías de crímenes. El tráfico de estupefacientes ya no es el negocio principal, pues de Guatemala a Veracruz, de la frontera chica a Yucatán, este grupo se dedica al secuestro, al cobro del derecho de piso, al robo de gasolina, al tráfico de armas y personas, al contrabando, a la piratería y a la trata.

El periodista Ricardo Ravelo nos lleva a las entrañas del universo Zeta, una “franquicia criminal” que ha replicado su modelo delincuencial y de business capilarmente, propiciando la reproducción de células criminales que ostentan su propia “marca Z” y difunden el terror, sellado con la última letra del alfabeto. En sus orígenes, los Zetas fueron efectivos de élite del Ejército Mexicano que, en los años noventa, desertaron y formaron el brazo armado del cártel del Golfo, liderado por Osiel Cárdenas. Después de la extradición del capo a Estados Unidos, en 2007, empezaron a independizarse. El autor nos relata hechos, tramas y motivos de esta fase y de la sucesiva guerra que protagonizaron estos grupos, antes aliados, sobre todo en Tamaulipas, Nuevo León y Veracruz.

Ravelo, quien actualmente dirige la revista Variopinto, fue reportero para Proceso durante doce años y es autor de siete libros sobre el crimen organizado, el narcotráfico y la (in)seguridad en México, entre los cuales destacan NarcoMex. Historia e historia de una guerra (Vintage Books, 2011), Los narcoabogados (Grijalbo, 2006) y Osiel. Vida y tragedia de un capo (Grijalbo, 2008).

En el prólogo, el experto de narcotráfico y seguridad Edgardo Buscaglia cita los puntos de fuerza de los cárteles mexicanos: sus estructuras organizacionales y dimensiones, sus brazos armados y sus franquicias económicas criminales. Esto les da ventajas “competitivas” frente al Estado y a la economía legal, y les permite llenar todos los vacíos de poder, prefigurando así los rasgos de un Estado fallido que va convirtiéndose en Estado mafioso, al estilo de Rusia.

Ravelo aterriza estos conceptos en la realidad cotidiana. En este libro de periodismo narrativo hay reportajes que pintan cuadros vívidos e impactantes de la historia del grupo delictivo más sanguinario del país y de sus recientes hazañas criminales. Al mismo tiempo se indican connivencias y responsabilidades políticas a todos los niveles, de modo que la crítica a las complicidades u omisiones de la autoridad pasa por los escándalos de los narcogobernadores, así como por la renuencia del Estado a combatir el músculo financiero de los cárteles. Frente a este panorama, descrito con una narración que cautiva, el autor trata de desentrañar los misterios sobre la muerte de Heriberto Lazcano el Lazca, cuyo cadáver fue “más rápido que la policía” y desapareció, y las dudas sobre la captura “tersa”, quizás pactada, de Miguel Ángel Treviño Morales, el Z-40. Lo cierto es que, como queda claro tras la lectura de este libro, cada cabeza cortada vuelve a brotar, y los Zetas y sus franquicias siguen allí.

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