En un artículo titulado “Portugal, el país del dulce sol” en Le Monde Diplomatique, el escritor José Luís Peixoto describía la situación difícil del país en estos términos: “Incremento de la semana laboral… Aumento de la edad de jubilación… Con el nuevo plan de austeridad ratificado el pasado 12 de mayo, Portugal continúa su descenso a los infiernos. Se vayan o se queden, sus habitantes deben decir adiós a sus sueños de futuro”. Era el sueño de una sociedad en la que nadie se queda atrás y donde existen oportunidades que se desvanece.
El estancamiento, ampliado pero no provocado por la crisis de 2008/09, ha causado un progresivo despoblamiento, debido a la migración de muchos jóvenes portugueses al extranjero que ya no es compensada por la entrada de inmigrantes. De hecho, estos cuentan con algunas ventajas laborales y migratorias al ingresar al país, condiciones casi únicas en Europa, ya que con tan solo 6 años de residencia, pueden nacionalizarse, siendo de 10 años el promedio europeo.
El autor critica el plan de austeridad macroeconómica del gobierno, que, como otros aplicados en los países con cuentas públicas precarias (por ej. España, Italia, Irlanda y Grecia), es muy costoso socialmente, implica recortes al gasto público, más impuestos y estagnación. “Cuando descubrimos que alguien más emigró a Suiza o Inglaterra, seguido escuchamos frases como ‘estoy seguro de que allá no tienen este sol’, o sea oímos una respuesta ligera”, escribe Peixoto.
Las tendencias cambian: España y Portugal pierden población, la migración neta de latinos a EEUU ya no crece, y en 2012 fueron más los italianos expatriados que los inmigrantes. Se van sobre todo a Alemania, a Berlín, una nueva frontera para los países del Sur donde el paro juvenil roza el 40%. Alemania recibió el año pasado a más de 950mil personas. Suiza también se volvió un país refugio, aunque es mucho más difícil establecerse allí.
También en Italia y España el fenómeno de la emigración de los jóvenes y la “fuga de cerebros”, es decir la salida de personas más formadas, con estudios hasta de posgrado, por falta de oportunidades, es una realidad que se está pasando por alto. Es común escuchar frases ligeras como la que cité, pues sirven para justificar o liquidar de alguna manera un problema social. Por ejemplo, la idea de que Italia en unos años podría transformarse en un museo para turistas japoneses, chinos, rusos y estadounidenses o en una grande playa barata se resume en la frase “somos un país de sol”, como para justificar un declino inexorable que, finalmente, no sería tan malo porque “aquí se come bien” o “tenemos las ciudades más bellas del mundo”.
Es evidente que esto no es un gran consuelo para ningún país, sobre todo para las personas que se van. Más que de sol y mar, hacen falta oportunidades y la rotura del círculo vicioso de la austeridad que bloquea el crecimiento, reduce la recaudación e impone más austeridad, hasta que incluso el sol se apaga. En el mapa de abajo, la lista de los pequeños campos de concentración o “centros de detención de migrantes” (del Sur del mundo) en Europa y alrededores.
De El Imparcial de Veracruz – Visión Global – Fabrizio Lorusso – TWT @FabrizioLorusso